Debemos tener en cuenta que las actividades agradables y estructuradas ayudan a la persona enferma de Alzheimer a disminuir su agitación y mejorar su estado anímico. A medida que la enfermedad avance esa planificación cada vez será más importante tanto para la persona enferma como para su cuidador.

La persona enferma necesita que las actividades que va a desarrollar a lo largo del día estén planificadas, organizadas y adecuadas al grado de deterioro que presente. La persona encargada de esa planificación y organización debe tratar de buscar el máximo bienestar posible de la persona enferma, y para ello es necesario que considere aspectos significativos como son sus gustos,  sus aversiones,  las capacidades y habilidades que aún conserva, las aficiones e interés que ha tenido en su vida, etc.

En esta situación, es necesario remarcar la  importancia del sentimiento de utilidad y autorrealización de la persona enferma  y no la correcta o errónea ejecución de la actividad.

Eider Ibáñez

TASOC Naguspea S.L